26 de abril de 2010

Alcalá del Jucar



"Las amenazas de lluvia pronosticadas pare el pasado Domingo no se cumplieron y bajo un sol abrasador ANIDA pudo desarrollar sin problemas, la segunda y última excursión de esta primavera, esta vez en los alrededores de la población de Alcalá de Jucar.
En colaboración con la concejalia de Medio Ambiente del Exmo. Ayuntamiento de Yecla, los parcipantes tuvieron ocasion de conocer desde distintos miradores un poco mas de la interesante hisitoria de la Villa de Alcalá.
Tras un relajante paseo por las infinitas llanuras manchegas, el hermoso paraje de los antiguos lavaderos, hoy en ruinas, de la población de La Gila precedió al imponente cañon que dividía en dos la llanura y por el que serpenteaba, remansado y al fondo, el Rio Jucar.
Ya en su interior, despues de observar hermosas vistas de la pintoresca población de Tolosa, suspendida del cañon y con sus pintorescas casas cueva, un fresquisimo bosque de rivera alivió el calor de los participantes y les condujo, muy cerca del rio, de nuevo a la ciudad de Alcalá de Jucar, donde dió por finalizada la actividad.

"Erase una vez que un nutrido grupo venidos de otras lejanas mesetas. Atisbaron una fantástica villa, erizada en lo alto de su muela con un altivo castillo que levantara el otrora famoso Marqués de Villena, vigía de la hoz del rio que baña sus pies. Una villa desparramada, empotrada que se agarra a las entrañas de la madre tierra y se mete en ella. Donde princesas y príncipes, cristianos o moros relataban sus leyendas, ¡oh pobre Zulema que al rio te tiraste!
Bifurcaron, senderaron, ascendieron y caminaron hasta el paraje de almendros, vivos, coloridos, en la florida primavera. Borbotones de sangre tiñen estos verdes campos con amapolas y adonis. Revolotean las alondras, cogujadas erizan sus crestas mientras el murmullo de los forasteros recorre los páramos verdes camino de La Gila.
Descabritada la foresta en el Tollo, donde el agua limpia, fresca, moja las mejillas acaloradas que las millas han puesto en los pies del caminante. Viejos lavaderos asoman tímidamente entre almeces, fresnos e higueras. Saciado el descanso, el grupo se asoma al barranco, al enorme valle fluvial buscando las casillas de Tolosa. Las peñas preñadas de gasterópodos atrapados por los siglos aparecen entre calizas carbonatadas, las paredes enfrentadas, unas de vegetación, otras de erosión, se adueñan de la vista magnificando el paisaje. Ramilletes de orquídeas, hasta tres especies, salpicaron entre lastones, espinos y hermosos espárragos.
La presa del embalse de Tolosa apacienta las aguas que discurren tranquilas escoltadas por cientos de centinelas, esbeltos, ligeros queriendo agarrar las nubes, donde las parejas de aguiluchos circunvalan los páramos. Cimbrean estos esbeltos chopos sus incipientes hojas, pólenes, florecillas se agarran a los sentidos del grupo, metiéndoles por la nariz el aroma de la tierra viva, el aroma de las flores, de tierra mojada. Por entonces el calor es un compañero que se instala en la mochila, que la carga con el peso del camino recorrido. Hasta saborear el destino, el destino del descanso merecido, fresco y bebido. De la fonda a la sombra. De la sombra al sol. Del sol al regreso, que la excursión por este año terminó.

Organización: ANIDA
Coordinación y texto: J. R. Díaz y J. M. Esteban
Colaboración: O. Marco y C. Lara

















2 comentarios:

  1. Anónimo5:57 p. m.

    Mi mas sincera felicitación a la organizacion de estas dos excursiones, la verdad que es digno de admirar a quienes como vosotros, trabajais desinteresadamente para que otros como nosotros (participantes) nos lo pasemos estupendamente, un día genial en contacto con la naturaleza, al mismo tiempo sano por el ejercicio físico y por si fuese poco en plan pedagógico que siempre se aprende algo de vuestros comentarios.
    Un saludo y gracias

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  2. Micro corto medioambiental muy interesante.
    http://www.youtube.com/watch?v=4OGlrtWsl74

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