2 de octubre de 2006

La garduña en Yecla


LA GARDUÑA (Martes foina, Erxleben, 1777) EN YECLA.
Por Francisco José Carpena Chinchilla y Carmelo Lara Soler.

DESCRIPCIÓN.


Carnívoro perteneciente a la familia de los mustélidos, como casi todos los miembros de la familia, presenta un aspecto alargado, cortas patas y cola prominente. El pelaje es de color achocolatado o pardo, más claro en la cabeza con tendencia a oscurecerse en patas y cola, destaca especialmente la gorguera o babero blanquinoso, que se extiende desde el cuello por todo el pecho y la parte superior de las extremidades superiores.
La cabeza es angulosa, presenta orejas cortas y redondeadas y unos ojos oscuros que le confieren una profunda mirada, el hocico es de color rosado.
Existe en la garduña y claro diformismo sexual, donde los machos suelen medir entre 62 y 82 cms. (incluida la cola) y pesan entre 1’1 y 2’5 kgrs., y las hembras, son más pequeñas, midiendo éstas, entre 55 y 69 cms. (incluyendo de cabeza a cola) y pesan de 0'9 a 1’4 kgrs.
En los lugares donde coexisten, es fácil confundir la Garduña con la Marta (Martes martes ), pues son similares en tamaño y aspecto, distinguibles por la gorguera, que en el caso de la Marta, es amarilla anaranjada y menos extensa, ocupando sólo el cuello y pecho del mustélido. En nuestra comarca y alrededores, no se puede prestar a confusión, pues la Marta circunscribe su presencia en España, al norte de la Península Ibérica y norte de las Islas Baleares. (Blanco, 1998. Rodríguez, 2002, Reig, 2002).



HÁBITAT.



La Garduña, se extiende desde el sur de la Península Ibérica, hasta el norte de Polonia, llegando su distribución por el este hasta Mongolia y China, siendo por lo tanto una especie claramente Paleártica, está ausente de las Islas Británicas y Escandinavia, fue introducida en la isla de Ibiza.
La bibliografía consultada, dice de esta especie que es de carácter generalista, utilizando diversos hábitats que van desde áreas urbanizadas y granjas aisladas, a bosques caducifolios atlanticos, pasando por todo tipo de formaciones boscosas mediterráneas. En Iberia, donde coincide con la Marta, tiene costumbre de utilizar zonas más cercanas al hombre, incluyendo su presencia en áreas urbanas como la ciudad de Santander, en cambio en el sur, los hábitats descritos para la especie son pinares, encinares, matorrales leñosos o no, pero que incluyan en su interior roquedos a los que se asocia de forma clara nuestra protagonista. (Blanco, 1998. Rodríguez, 2002. Reig, 2002).
En el Término Municipal de Yecla, la hemos detectado en bosques mixtos de pinar y encinar, pinares con matorral mediterráneo, matorrales, romerales y tomillares, pero casi siempre asociada a roquedos de mayor o menor envergadura, sólo en un caso detectamos su presencia en un paraje que carecía de zonas con promontorios pétreos, pero que posee varias ramblas y ramblizos, con abundantes huras abandonadas de conejo. En el resto de contactos con la especie, se trataba de parajes, con mucha o poca cobertura vegetal, pero con la presencia de roquedos, no en vano su nombre vulgar en inglés es el de “ stone marten”, que se traduciría como “marta de las rocas”.

Hábitat típico en Sierra de Salinas. Foto:C.Lara




TERRITORIALIDAD.


Los machos de la Garduña son muy territoriales, no permitiendo el acceso a otros machos en su zona, pero permite en cambio la presencia de hembras en el mismo, el tamaño de los territorios es muy variable, influyendo en esto el tipo de hábitat seleccionado, la abundancia de recursos tróficos, etc., pueden oscilar entre uno y dos kilómetros cuadrados, siendo siempre más pequeños los territorios de las hembras que los que defienden los machos. (Blanco, 1998. Rodríguez, 2002. Reig, 2002).
A modo de ejemplo, en el Espacio Natural Protegido de Sierra de Salinas y tras un profundo trabajo de campo, hemos detectado entre 4 y 6 territorios de Martes foina, lo que confiere de momento a dicha Sierra la mayor población de Garduña conocida en Yecla.
Como la gran mayoría de los carnívoros, la Garduña utiliza habitualmente los mismos senderos y caminos para desplazarse por su territorio en busca del sustento, escudriñando anfractuosidades, huecos y demás elementos del paraje.



COSTUMBRES.


Según la bibliografía manejada para elaborar el presente artículo, es la Garduña un animal eminentemente nocturno, teniendo muy desarrollados los sentidos de la vista y el oído, con la puesta de sol, iniciaría su actividad diaria, recorriendo su territorio, en busca de presas o de bayas, intercalando en esa actividad, varios cortos momentos que dedica al descanso, con el orto, volvería a su cubil a pasar las horas de luz. Sólo con objeto de solearse o en periodo de celo, las garduñas tienen hábitos diurnos. (Blanco, 1998. Rodríguez, 2002).
Nuestra experiencia de contactos con la especie y algún testimonio que hemos podido recabar, indican que en parajes apartados donde las garduñas no son perseguidas e importunadas, presentan unos hábitos más diurnos, así, en unos meses atesoramos dos encuentros con sendos ejemplares en Sierra de Salinas a plena luz del día, además, sabemos del contacto habitual con un grupo familiar de garduñas, por parte de un vigilante contra incendios, también en horas de luz solar en la Sierra de la Pila (J. F. Martínez com. pers.).
En recorridos nocturnos por Sierra de Salinas, se han observado al menos cuatro ejemplares más, uno que cojeaba ostensiblemente (J.J. Rico, com. pers.), un individuo solitario que deambulaba por matorrales de la umbría y otros dos ejemplares que iban juntos (F. Rico, com. pers.), contrasta este dato con la severa soledad en la que habitualmente vive M. foina, sólo atenuada en el periodo de celo para los machos y durante el periodo en que los jóvenes viven en el grupo familiar para las hembras.
Los machos de garduña, pasan durante enero-febrero por un periodo de agitación, que es considerado como un falso celo, el celo auténtico tiene lugar entre los meses de junio y agosto, tras las cópulas los óvulos fecundados no se implantan hasta enero o febrero, es lo que se denomina implantación diferida, naciendo los cachorros a finales de marzo o abril, y en un número que oscila habitualmente entre dos y tres, pudiendo llegar hasta cinco en una sola camada. (Blanco, 1998. Rodríguez, 2002. Reig, 2002).
Las jóvenes garduñas son amamantadas durante algo más de dos meses, participando en los lances cinegéticos de su progenitora a partir de los cuatro meses y abandonan el núcleo familiar a principios del otoño. (Blanco, 1998).



ALIMENTACIÓN.


A pesar de ser considerada una especie carnívora, el espectro alimenticio de la garduña es muy amplio, consumiendo frutos silvestres como, madroños, bayas de enebro, de serbal, mostajo, escaramujo, etc., favoreciendo la diseminación y germinación de estos arbustos, también come frutos cultivados como higos, uvas, manzanas y cerezas, consume igualmente invertebrados, coleópteros, gusanos, lombrices y ortópteros, caza también todo tipo de micromamíferos, topillos, ratones, topos, musarañas, lirones, etc., captura aves, en sus nidos o mientras dormitan en ramas o rocas, igualmente consume los huevos que encuentra, es capaz de predar sobre conejos o sus gazapos y no desdeña reptiles, anfibios e incluso peces y cangrejos. Es conocida su habilidad para asaltar corrales y palomares, lo que unido a su afición a comer miel de las colmenas, le ha proporcionado la animadversión de los granjeros, que la han perseguido con saña. Anecdóticamente consume carroñas y desperdicios de origen humano. (Blanco, 1998. Rodríguez, 2002).
De lo observado por nosotros en letrinas de esta especie y analizando algunos excrementos, su alimentación en Sierra de Salinas, la compondrían ratones de campo (Apodemus sylvaticus), musaraña común (Crocidura russula) y algunos paseriformes spp. ,
además de un ejemplar de lagarto ocelado (Lacerta lepida), también hemos encontrado numerosísimos restos de bayas de enebro (Juniperus oxycedrus), madroño (Arbutus unedo), rosal silvestre (Rosa nitidula), encontrándose también alguna semilla de uva. Por otro lado, se observaron numerosos élitros de coleópteros.
Resulta realmente llamativo la enorme cantidad de restos de frutos que hemos hallado en los excrementos analizados, y especialmente la preponderancia de las bayas de Enebro entre éstos. En todos los territorios de garduña que encontramos, destacaba la notable presencia de micromamíferos, particularmente de ratón de campo.



DETECTABILIDAD.




La detectabilidad de M. foina, es, como sucede con casi todos los carnívoros, muy baja, el contacto directo con la especie, se circunscribe a la casualidad o a la suerte y lo más habitual es detectar su presencia a través de rastros y señales que estas dejan en sus correrías.
El hábitat seleccionado, por la garduña, no favorece el hallazgo de sus huellas, ya que en las rocas éstas no se marcan, de todas formas, en zonas donde por erosión u otros factores, se acumula arena o tierra fina y especialmente si está húmeda, se marcan las huellas, que presentan cinco dedos acabados en uñas afiladas, en los sustratos menos blandos, sólo se marcarán cuatro dedos, éstas miden entre 4-5 cms. de largo por 3-4 de ancho, las huellas mayores corresponden lógicamente a los machos. (Blanco, 1998. Rodríguez, 2002. Reig, 2002).
La forma más habitual de detectar la presencia de la garduña en un territorio es por el hallazgo de sus letrinas o de los excrementos utilizados como balizas territoriales, los excrementos son cilíndricos, retorcidos y terminados en punta, miden entre 7 y 10 cms. de largo por 1 (incluso más) de grosor, frecuentemente tienen forma de rosquilla y varía el color según la alimentación del individuo, oscuro cuando ha consumido aves o mamíferos y hasta de un color marrón claro, cuando la alimentación básica son bayas.
Las letrinas y deposiciones localizadas por nosotros, indican una mayor ubicación en oquedades o abrigos en la roca con el 45% (n=9) de las halladas, seguidas por cuevas y grietas en la roca con el 25% (n=5), sobre rocas o piedras el 25% (n=5) y en sendas el 5% (n=1).

Letrina de Sierra de Salinas. Foto:F.J. Chinchilla




DISTRIBUCIÓN EN EL TÉRMINO MUNICIPAL DE YECLA.



A pesar de que la Garduña fue dada por extinguida en nuestra comarca en los años 80 del pasado siglo (Martínez y Conesa, 1986), el hallazgo de un ejemplar que murió asfixiado en el incendio ocurrido el 8 de junio de 1990, en la Sierra del Hornillo- Sierra Larga de Jumilla, deshizo la posibilidad de su extinción en la zona (Juncellus, 1990), ese mismo año, ya se detectó un ejemplar en Sierra de Salinas, la falta de experiencia en la detección de este carnívoro y la escasa dedicación a la búsqueda de su presencia, motivaron que pasara desapercibida hasta la aparición de tres ejemplares atropellados en los Estrechos de la Carretera de Jumilla, en sólo dos meses y durante el otoño de 2001 (A. Pérez, com. pers.).
A partir de esos datos, el esfuerzo realizado para buscar la especie y la publicación de diversos estudios que incluían datos específicos sobre las garduñas, que nos han facilitado elementos de identificación que nos eran desconocidos y los contactos directos con la especie que nos han permitido identificar sus rastros con absoluta fiabilidad, ha provocado que en los últimos tres años, se hallan acumulado diversas citas sobre la especie totalmente verificadas y que de modo provisional indican la presencia de Martes foina en Sierra de Salinas, Las Pansas, Sierra del Serral, Serratejo, El Arabí, Sierra del Cuchillo, Sierra del Príncipe, Sierra del Buey, Las Moratillas, Tobarrillas, El Puerto, La Magdalena, Cerro de la Flor, Los Picarios, Monte de los Secos, La Lobera, , Los Arenales y Los Gavilanes. Esta distribución de la Garduña en Yecla, queremos dejar muy claro como ya advertíamos antes, que es totalmente provisional, pues es muy posible que se vea ampliada a otros montes y parajes, que por sus características, deben de albergar algunos individuos de dicha especie y a los que la falta de prospección específica, deja de momento en blanco.
Por lo que sabemos y por las posibilidades objetivas que presentan algunos parajes no prospectados para la especie, no resulta aventurada la hipótesis de que estemos ante el carnívoro medio más abundante o con mayor población de nuestros montes.



CONSERVACIÓN.



La garduña ha sido considerada desde antiguo como una alimaña, así ya en un informe sobre la caza en la Tablas de Daimiel, fechado en el siglo XVI, afirma que entre los depredadores que dañan la caza del lugar, se crían garduñas.
La Ley de Caza y Pesca de 1834, contemplaba el pago de 10 reales por macho de garduña presentado, 15 por cada hembra (20 si estaba preñada) y 5 reales por cada cría (A.H.M.Y. libro 1992).
Entre 1849 y 1922, se mataron y pagaron en Yecla 76 animales, bajo el nombre de turones, nombre que pertenece a la especie Putorius putorius, especie de dudosa presencia en Yecla (no afirmamos su extinción o desaparición, pero si exponemos nuestras dudas, por la falta de hábitats adecuados y por no haber encontrado ninguna cita reciente sobre su presencia en Yecla). Por estas dudas razonables y por la propia experiencia de campo, pensamos que al menos la mayor parte de los animales cazados y pagados bajo el epígrafe de “turones”, corresponderían en realidad a Garduñas, pero la falta de experiencia del secretario municipal o de los propios alimañeros, acabarían por nombrar a las garduñas, como turones, ya que ambas especies son mustélidos y aunque son diferentes, se asemejan en tamaño y sin duda el animal de estas características más conocido por todos sería el hurón (Putorius furo), versión doméstica del turón y muy utilizado para la caza de conejos por parte de los lugareños, lo que pudo dar lugar a llamar turones a los mustélidos capturados en el medio silvestre (Carpena, 2004).
A principios de los años cincuenta del pasado siglo, por la piel de una Garduña se llegaron a pagar hasta 3500 ptas. en la provincia de Soria, siendo con diferencia la especie peletera más rentable para los alimañeros. (García, 1995) En la provincia de Badajoz, también se han recogido testimonios de persecución a la Garduña por su piel (Gragera, 1996), así como su persecución por los daños que causaba en las colmenas. (Gragera, 2001).
En nuestra zona, además de los datos aportados, poco o nada conocemos hasta la fecha de persecución directa contra la Garduña, si debió de ser víctima de las numerosas campañas de envenenamiento que nuestro término municipal sufrió entre 1830 y 1980, sobre todo cuando los cebos se colocaban en huevos, manjar muy apreciado por este mustélido. (Carpena, 2003).
Además de estos datos, conocemos en la Comarca como ya hemos señalado, la muerte de un ejemplar asfixiado en el incendio ocurrido en Sierra Larga (Jumilla) en junio de 1990, tres ejemplares atropellados en los estrechos de la carretera de Jumilla, durante el otoño de 2001 y un individuo al que faltaba una pata, posiblemente perdida en un cepo, que fue observado cojeando ostensiblemente en Sierra de Salinas. Aunque son datos escasos y que no permiten delimitar los factores que pueden estar afectando a la Garduña en Yecla, de momento los atropellos se llevan la palma en cuanto al número de bajas causadas entre la población local de M. foina, quizás el uso ilegal de venenos que ha brotado recientemente y en varios parajes de nuestro pueblo, si tenga una incidencia más notable en la conservación de esta especie.
La Garduña, por su tamaño y peso, es víctima de otras especies de depredadores que limitan de forma natural sus poblaciones, entre ellas se citan el Búho real, el Zorro y el Águila real. (Rodríguez, 2002. Reig, 2002).
La Garduña, está considerada como una especie que no presenta problemas evidentes de conservación por su carácter generalista a la hora de seleccionar hábitats y alimentación, como causas de rarefacción se apuntan los atropellos y la caza. (Blanco, 1998. Rodríguez, 2002. Reig, 2002).



BIBLIOGRAFÍA Y NOTAS.



Archivo Histórico Municipal de Yecla. Libro 1992.(1850) Boletín Oficial de la Provincia de Murcia.
Blanco, J.C. (1998) “Mamíferos de España” Tomo 1, edita, Planeta. Barcelona.
Carpena, F.J. (2003) “Batidas y envenenamientos para la extinción de animales carnívoros en Yecla (1830-1980)”. Artículo revista Yakka nº 12 (2002), pag. 45-55. edita Excmo. Ayuntamiento de Yecla. Yecla.
Carpena, F.J. (2004) “Persecución y exterminio de animales carnívoros en Yecla (1849-1922)” en preparación. Yecla.
García, J.M. (1995) “Historia de la fauna de Soria” Tomo 1. edita. A.S.D.E.N. Soria.
Gragera, F. (1996) “El lobo ibérico en la baja Extremadura” edita. Universitas Editorial. Badajoz.
Gragera, F. (2001) “El legado del lobo” edita. Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura. Colección estudio. Mérida.
Juncellus As. Nat. (1990) “ El incendio del Hornillo-Sierra Larga” Revista Juncellus nº 2. Jumilla.
Martínez, R. y Conesa, A. (1986) “Estudio didáctico de la Flora y Fauna de una comarca. Jumilla-Yecla” edita Excmo. Ayuntamiento de Yecla y Excmo. Ayuntamiento de Jumilla. Yecla.
Reig, S. (2002) “ Martes foina (Erxleben, 1777)” pag. 270-273 en Palomo L.J. y Gisbert J. (2002) “Atlas de los mamíferos terrestres de España”. Edita Dirección General de Conservación de la Naturaleza. SECEM-SECEMU. Madrid.
Rodríguez, J. (2002) “Mamíferos carnívoros ibéricos” edita. Lynx ediciones. Barcelona.
Y los comentarios personales de J.J. Rico, Fernando Rico, Antonio Pérez y J. F. Martínez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Translate