Las
Estepas de Yecla constituyen un hábitat excepcional en el que
es posible observar algunas de las aves más amenazadas y
hermosas de nuestro país:La avutarda, el sisón, la
ortega, el alcaraván, el aguilucho cenizo, el cernícalo
primilla y un sinfín de aves esteparias que encuentran
aquí un hábitat prácticamente inalterado. La
estampa rural parece atrapada en el tiempo y nos remonta a nuestra
historia más reciente. Resto de antiguas ventas, caminos
históricos, caserones abandonados… Todo ello dentro de un
paisaje que se nos regala a los sentidos y que no nos dejará
indiferentes.
El
objetivo de esta actividad es dar a conocer los valores naturales,
paisajísticos, faunísticos de ente enclave que tiene
que convivir sí o sí con el elemento humano, donde este
ha modificado a lo largo de las últimas centurias el paisaje
forestal a otro agrario.
Lo
rustico bien llevado, manteniendo su esencia, lo tradicional, la
sembradura, el olivar espaciado, el secano, el barbecho… nos ha
traído especies tan singulares como avutardas, ortegas,
sisones, cernícalos primillas (estas dos últimas vistas
durante el recorrido) y otras aves más pequeñas entre
las que pudimos observar alondras, cogujadas, collalbas, etc. Si bien
el día frío y ventoso, como las tardías lluvias
no nos dejaron ver “las Estepas de Yecla” que hubiéramos
deseado, pero en fin la naturaleza es así.
Se
valorizaron aspectos tanto negativos como positivos de los nuevos
“modus vivendi” en la zona ZEPA, tales como: los tendidos
eléctricos, los cultivos no tradicionales, nuevas
infraestructuras urbanas, remodelación y asfaltados de
caminos. Tramos de la línea se han soterrado, se han
abandonado casas de labor a cambio de nuevas construcciones de ocio,
en el arreglo de caminos se han perdido las huellas de carros que
nuestros ancestros marcaron con el devenir de los siglos, pues por
estos campos pasan vías romanas, caminos medievales, cordeles,
veredas…
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