14 de julio de 2007

Andando por el paraje de Fuenteálamo

Comenzada la canícula la mayoría de los yeclanos nos desplazamos “al campo”, al aquel lugar bucólico lleno de recuerdos de juventud e historias de nuestros padres. Allí en esas pequeñas urbanizaciones en las que se están convirtiendo últimamente, sesteamos placenteramente bajo los pinos y al igual que en la ciudad la fauna nos acompaña, quizás con mayor profusión, entremezclada en la flora artificial con la que hemos rediseñado nuestro espacio. Así este mes de Julio, los volantones de los distintos pajarillos que anidan a nuestro alrededor van variando con la presión humana y otros factores, antes Pardillos, Carboneros, Jilgueros, Alcaudón común … eran los inquilinos, ahora lo son Mitos, Papamoscas Gris, Verdecillos, lavanderas blancas…

Unos se caen del nido y llaman denodamente a la madre, (es mejor dejarlos estar pues la madre lo seguirá alimentando y ya con fuerzas seguirá a sus hermanos por la pinada), otro grupo de jilgueros (Carduelis carduelis) hace lo propio, Mitos (Aegithalos caudatus), al igual que la familia de papamoscas gris (Muscicapa striata) los progenitores danzan en el aire atrapando hormigas voladores, mosquitos y demás insectos voladores a los que cazan en vuelo, los pollos de la tórtola turca (Streptopelia decaocto) que han invadido nuestro espacio en pocos años, emiten su ululo estridente llamando a los padres, la paniquesa (Tarentola mauritanica) se pasea por la uralita de la cochera acechando a polillas, o otros insectos que se pongan a su alcance. Como lo podrá ser esta Morena (Aricia Cramera) uno de los licénidos más pequeños. Mientras un erizo (Erinaceus europaeus) que cruzaba la carreterra a una muerte segura es desparasitado y liberado en un lugar seguro en las cercanias de esa carretera. Paraje Fuente Alamo, 13-julio-2007.
Texto y fotos: J. Ramón Díaz Juan


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